Cuando el inmigrante encuentra fuertes dificultades para comunicarse, la inserción laboral -su objetivo prioritario- se dificulta. Generalmente, los inmigrantes no hispanos, antes de migrar, vivían plenamente integrados en sus países de orígenes, independientemente de su condición social y nivel educativo, eran individuos autónomos y de pleno derecho. Estas mismas personas cuando llegan a España se encuentran con que las normas, costumbres, modos y, sobre todo, la lengua son diferentes. Si en sus países de origen no tenían ningún problema en realizar tareas tan cotidianas como hacer la compra o realizar un trámite administrativo sencillo, en la nueva sociedad que los acoge, las formas cambian y aunque tengan nociones de la lengua de acogida, estas tareas antes tan naturales se convierten en una nueva barrera. En consecuencia, la principal demanda del inmigrante y de la sociedad de acogida es la adquisición de una competencia lingüística en español o la alfabetización en la segunda lengua. En el marco del proyecto de enseñanza del idioma y la cultura española que FIE está llevando a cabo, realizamos cursos de diferentes niveles, destacando el de alfabetización. Aprender español es un primer paso que hace posible la comunicación, permite el conocimiento de los derechos y deberes, sobre todo en lo relativo a la normativa española, facilita la contratación laboral, las relaciones sociales, las relaciones con las instituciones (ayuntamientos, centros educativos, Centros de Salud, entre otros), el acceso a la vivienda, a la educación, a la salud, etc. El dominio del idioma español facilita las relaciones interpersonales al incrementar las posibilidades de comunicación. La expresión de sentimientos e ideas favorece la formación integral del individuo, la integración, lo que fomenta valores positivos de tolerancia, convivencia y respeto a la diversidad y contribuye al conocimiento de las costumbres, tradiciones y cultura española. La sociedad no puede permitirse la creación de guetos lingüísticos, aunque esto no ha de confundirse con el legítimo derecho a mantener la lengua materna; cada comunidad de hablantes ha de elegir qué lengua quiere hablar, en qué momento, con qué función y ante qué interlocutor, pero para que esa decisión pueda ser tomada ha de conocer las dos lenguas, lo que le facilitará el proceso de integración en la sociedad de acogida (en este caso la madrileña). En tal sentido, le corresponde a las instituciones poner todos los esfuerzos en facilitar este proceso. Y FIE quiere seguir trabajando, a través de este proyecto, en acercar a este sector específico de la población inmigrante el idioma y la cultura española.
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Junio 2021
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