Del 9 de febrero al 20 de marzo de 2017, el artista español Jesús Soler expuso una antología de sus obras, destacando las propuestas matéricas y coloristas de La dama del abanico, Protección y la Arlequín. Soler es un pintor de carácter expresionista, vocacional, y apasionado. Investigador de la materia, conocedor del color, lucha por descubrir un nuevo camino de expresión inspirado en la obra del pintor ecuatoriano Oswaldo Wayasamin. La amplitud del trazo, la violencia cromática, el espíritu poético e irónico que subyace en el fondo de sus lienzos, marcan y caracterizan una obra moderna, vital y desgarrada, que estalla en el silencio como una carcajada de color.
Nace en Monzón, Huesca (España), en septiembre de 1955 y estudió Arquitectura y Bellas Artes en Madrid, Valencia y Barcelona. Como artista ha sido premiado con multitud de títulos. Entre ellos, el Premio Nacional de las Artes “Alfonso IV” de Portugal o la distinción de Caballero de la Real Hermandad portuguesa de Sâo Miguel da Ala. Por su dilatada carrera ha sido nombrado miembro de la Academia de Letras y Artes de Portugal o Doctor Honoris Causa de Bellas Artes por la Academia de Santo Estêvao de Jerusalén de las Ciencias, Letras y Artes de la Universidad de Sao Paulo de Brasil. Su arte representa, especialmente, el mundo iberoamericano. Muestra de ello son sus variadas texturas y llamativos colores que recuerdan el cromatismo de aquellos países.
Nace en Monzón, Huesca (España), en septiembre de 1955 y estudió Arquitectura y Bellas Artes en Madrid, Valencia y Barcelona. Como artista ha sido premiado con multitud de títulos. Entre ellos, el Premio Nacional de las Artes “Alfonso IV” de Portugal o la distinción de Caballero de la Real Hermandad portuguesa de Sâo Miguel da Ala. Por su dilatada carrera ha sido nombrado miembro de la Academia de Letras y Artes de Portugal o Doctor Honoris Causa de Bellas Artes por la Academia de Santo Estêvao de Jerusalén de las Ciencias, Letras y Artes de la Universidad de Sao Paulo de Brasil. Su arte representa, especialmente, el mundo iberoamericano. Muestra de ello son sus variadas texturas y llamativos colores que recuerdan el cromatismo de aquellos países.